27 oct 2012

Leon Chaitow



El doctor Leon Chaitow es un prestigioso osteópata con una brillante carrera a sus espaldas. Está diplomado en Naturopatía, Acupuntura y Osteopatía Craneal. Actualmente trabaja como profesor en la Universidad de Westminster. Además de ejercer cada día con más ganas su profesión, de la que asegura que es su más apasionado «hobby», ya ha publicado más de 65 libros, tanto para profesionales del sector como para el público en general.

Nació en Johannesburgo, Sudáfrica, y desde niño tenía muy claro que quería marcharse de su ciudad natal. De modo que siendo adolescente viajó a Londres, donde vivía un tío suyo, famoso osteópata del momento, para estudiar. En 1960 se licenció en Osteopatía y Naturopatía en el British College of Naturopathy and Osteopathy, después de lo cual trabajó durante dos años junto a su tío, Boris Chaitow. En 1963 estudió Acupuntura a las órdenes del célebre doctor J. Lavier. Fue director asistente de Terapéutica en Champneys en 1965 y 1966, después de lo cual estableció su propio consultorio privado en la Costa Sur de Inglaterra.

Leon Chaitow ha dedicado los últimos quince años a la investigación de los factores de nutrición, psicológicos y biomecánicos relacionados con la salud y la enfermedad, temas sobre los que han versado muchos de sus escritos. Ha dado clases sobre metodología clínica en el British College of Naturopathy and Osteopathy de Londres, y es miembro fundador de The Cranial Osteopathic Association.


Pregunta: ¿Para qué están indicadas las terapias manuales?

Respuesta: Para distintos tipos de trastornos, desde dolores musculares hasta rehabilitación. Se tratan dolencias del aparato locomotor, articulaciones y alteraciones de patrones respiratorios. Todas las terapias manuales pretenden liberar el cuerpo y hacernos sentir mejor, además tienden a la homeostasis, es decir, conseguir que el cuerpo se cure por sí mismo. 

Hay tres aspectos básicos para conseguir una mejoría en la homeostasis: el factor psico-social, el biomecánico y el nutricional-bioquímico. Las terapias manuales pretenden centrarse en el segundo aspecto, pero sin olvidar los demás. Por eso es necesario emplear varios enfoques y técnicas, ya que cada paciente es diferente.

He utilizado mucho la terapia craneal, no sólo para problemas que tengan que ver con la cabeza, sino como un mecanismo de relajación y de ponerse un poco en contacto con el cuerpo de la persona. No la uso en casos concretos, sólo cuando creo que es necesario. 


P: ¿Emplea usted la energía para curar?
R: No conscientemente, pero sí he podido comprobar que parte del trabajo que hago está relacionado con las energías. Cuando toco a alguien se produce un efecto energético en esa persona, pero yo no trabajo con ese método.

P: ¿Para quiénes está indicado el tratamiento sobre los tejidos blandos?
R: Para todas las personas, aunque también se puede usar en animales. Tengo un vídeo aplicando técnicas funcionales en un caballo y en mi perro. Se puede usar no sólo para tratar problemas específicos sino en general, para mejorar la circulación, el estado de los tejidos, etc.

P: ¿Hasta qué punto influye el estilo de vida de un paciente en sus problemas físicos?
R: Hay una cosa que se llama el «síndrome de adaptación general". Nosotros nacemos con una carga genética que nos hace más vulnerables o sensibles a determinadas condiciones. Dependiendo de nuestra nutrición, de si hemos tenido algún accidente o de cualquier otra situación sufrida en nuestra vida, el individuo se irá adaptando poco a poco a las circunstancias citadas. Pero con el tiempo, todas estas premisas desembocarán en unos síntomas, porque tarde o temprano la adaptación falla, igual que un cordón elástico que si lo estiras mucho acaba rompiéndose.

El tratamiento tiene en cuenta las características personales de cada paciente. Por eso, cuando la gente llega a mi consulta les entrego un cuestionario y les pido que especifiquen cuál es su síntoma principal y cuál es la dificultad que tienen al andar, al levantarse, al sentarse o al realizar una actividad en concreto.

El espectro de disfunciones que conllevan estos síntomas es muy amplio. El tratamiento, por tanto, intentará eliminar ciertos aspectos que dificultan la adaptación del individuo, o bien ayudará de alguna forma a que esta adaptación sea mejor. Como la terapia elegida en cada caso es otra forma de estrés, tengo que escoger la más adecuada para que la persona mejore sin tener que esforzarse demasiado. Por ejemplo, si tengo un paciente que es futbolista y sufre dolor de espalda, el tratamiento que selecciono se adaptará a las necesidades de esta persona en concreto. 

P: Además de tratar los síntomas del paciente, ¿le enseña a convivir con ellos?
R: Hay tres categorías de pacientes:
1) Los que de alguna forma tienen solución, que mejorarán con o sin tratamiento.
2) Los de mantenimiento, que engloba a las personas que están tan avanzadas ya en el problema, que lo mejor que podemos hacer es ayudarles y evitar que el problema empeore. Si podemos identificar las causas de esos síntomas y eliminarlas, podemos ayudar a que el sujeto se adapte mucho mejor a las demandas del día a día.
3) Los de contenimiento, es gente que ya ha llegado tan lejos que el objetivo es detener este proceso y evitar que vayan a peor. Con este tercer grupo la máxima pretensión es lentificar el empeoramiento, eso ya sería una victoria. 

P: ¿Qué técnica suele utilizar?
R: Las técnicas de liberación posicional, porque cuando usas esas técnicas no estás haciendo algo, sino que estás permitiendo que algo suceda. Se dividen en la técnica funcional y la técnica de Jones. 

P: Cuando se encuentra frente a un paciente ¿es el propio cuerpo el que le indica qué problema existe?
R: Yo trabajo con el concepto de la autorregulación del cuerpo. Tengo que encontrar la forma menos invasiva de ayudar en la función.
Si veo que la persona tiene muchos síntomas, aplico un tratamiento general; si sólo es ayudar a respirar mejor, a dormir mejor o a andar mejor, los procedimientos empleados serán más específicos. La técnica de tejido blando es muy eficaz porque hay un abanico tan grande de recursos...


P: ¿Cuánto duran habitualmente los tratamientos?
R: Una sesión suele durar una hora y las siguientes media hora o 45 minutos. Incluye la discusión o el hablar con el paciente.

P: ¿Qué tipo de dolencias son las más comunes?
R: Ahora lo más frecuente es recibir pacientes con enfermedades crónicas.

P: ¿Tiene cura la fibromialgia? 

R: Algunas veces, pero la mayoría de los pacientes entran dentro del grupo antes citado, de «mantenimiento». He conocido a gente que padecía fibromialgia y que se ha mejorado, pero no tengo claro que el diagnóstico fuera correcto. Hay varios grupos dentro de los pacientes de fibromialgia. Las más difíciles de tratar son las de aquellas personas que han recibido un tipo de trauma muy pronto en la vida, durante los tres primeros años, de carácter físico o psicológico. Es un asalto al sistema inmunológico y este subgrupo no responde bien a las terapias. Otro caso es el de una persona que ha sufrido un accidente de tráfico y padece el clásico latigazo cervical que altera los impulsos que van al cerebro. En América, para este tipo de casos ha dado muy buenos resultados recientemente la «técnica de corriente». El paciente no nota nada, una micro corriente. En los tejidos a los que va encaminado aumenta la producción de ATP y de energía. Las otras categorías de fibromialgia son las bioquímicas o las psicológicas, que necesitan un tratamiento lento y paciente.

2 comentarios:

  1. Este hombre tambiénes un poco magufo. Aunque haya hecho aportes a las terapias manuales válidos no hay más que mirar los títulos de sus libros en su web.

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